Alforjas llenas
Visita a la CDMX con motivo del
XXXIX Congreso Nacional de Cronistas
XXXIX Congreso Nacional de Cronistas
José Armando Infante
Aprovechando la celebración del
XXXIX Congreso Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicana en la flamante Ciudad
de México, aprovechamos para revisitar viejos lugares y llenarnos de nuevas
historias de sus tantísimos sitios de interés, tanto museos, como lugares que
fueron escenario de acontecimientos que han marcado a nuestro país.
Pero
cada lugar, cada calle y cada centro cultural contiene en sí mismo una pléyade
de historias, pues en ocasiones cada pieza en exhibición, por ejemplo, es el
pretexto para un rico compendio que nos permite visitar la vida y obra del
artista, la anécdota y circunstancias en que fue hecha, así como la
trascendencia que tiene y el impacto que ha provocado en las siguientes generaciones.
Por
si todo ello fuera poco, hemos tenido oportunidad de visitar algunas librerías
y encontrarnos con viejos y nuevos libros que nos permitirán continuar con
lecturas placenteras e instrumentos de investigación relativas a la historia y
la cultura de nuestro México, pero de manera especial las que tienen que ver
con nuestra historia regional. Quiérase o no, la Ciudad de México reúne a los
mejores fondos editoriales y ahí es posible localizar en grado superlativo lo
que hemos soñado en esta línea, que bien podríamos decir que fuimos como abejas
al panal. Pero, para alivio de mi mujer que me pone las cruces cuando llego con
bultos de libros que sigo acumulando y nos reduce dramáticamente los espacios
de convivencia familiar, ahí está siempre el buen juicio del bolsillo, que
nunca nos permite excedernos, no sé si para bien o para mal.
Pero
también dicen que las conversaciones con gente interesante e instruida, hacen
las veces de una fructífera visita a una biblioteca, pues muchos de nuestros
compañeros cronistas del país son como un pletórico compendio de historias que
generosamente comparten a la primera oportunidad, lo que siempre nos ilustra
sobremanera y que por supuesto aprovechamos al máximo en esta ocasión.
A la izquierda, la Dra. Teresa Franco, directora del INAH, es distinguida con la medalla Clementina Díaz y de Ovando, que le entrega la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas a través de su nueva presidenta, la antropóloga María de Jesús Real García Ortega, por cierto la primera mujer en ocupar la presidencia de la ANACCIM. |
Lamentablemente,
por motivos de salud, el Dr. Miguel León Portilla, con poco más de 90 años y ex
cronista de la Ciudad de México, no pudimos disfrutar una de seguro interesante
charla de su parte. Vale decir que don Miguel sustituyó en el cargo al
fallecido Salvador Novo en 1974, pero que después de un tiempo renunció al
nombramiento oficial, según argumentó, porque perdía el tiempo en múltiples
representaciones del presidente de la República y actos de formalidad que no le
dejaban dedicarse a lo suyo de manera apropiada. A él lo sustituye el cronista
Guillermo Tovar y de Teresa, quien por cierto presenta una iniciativa para que
a la figura del cronista individual lo sustituya un Consejo de la Crónica de la
Ciudad de México, vigente desde 1987.
Y
más que conferencia, fue un vértigo de información don Jorge de León, quien nos
habló de su Iztapalapa, pero supo engarzar a rico pasado prehispánico,
incluyendo sus mitos y leyendas, para culminar en el moderno Iztapalapa,
orgulloso de sus tradiciones y raíces. Por cierto, la exposición de Jorge de
León fue en el cerro de la Estrella, lugar sagrado para los nahoas, y en donde
hoy, después de una gestión de más de 20 años, logró establecerse lo que se
conoce como el Museo del Fuego Nuevo, un sitio que vale la pena conocer por
dentro como por fuera, pues su desarrollo arquitectónico está en armonía con su
vocación de centro ceremonial.
Esto
es apenas una pequeña parte de lo que seguiremos detallando en otras
colaboraciones, pues de allá de la Ciudad de México llegamos con las alforjas
llenas.
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